Hay mañanas en las que el despertador parece sonar dos horas antes de lo que debería, o simplemente te quedaste dormido. Para esos días, o para cuando te ataca un antojo de algo dulce pero no quieres complicarte la vida, tengo mi truco: estas tortitas.
La primera vez que las hice fue por pura improvisación, buscando usar una manzana que estaba a punto de pasarse y un yogur suelto en la nevera. Descubrí que en menos de 10 minutos tenía un desayuno o merienda delicioso. Y lo mejor es que no te dejan pesado.
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Lo que necesitas para esta misión exprés
¿Qué necesitas? No mucho, seguro que ya lo tienes todo a mano. Una manzana rallada (sin piel, claro), un huevo, unas tres cucharadas de yogur natural (el griego le da más cuerpo, pero cualquiera vale y ya sabes, cada yogur tiene sus calorías, pero en esta cantidad no hay mucha diferencia), unas cuatro cucharadas de harina (yo uso de avena porque me gusta el toque, pero la de trigo normal funciona igual, adapta la cantidad si ves que la masa queda muy líquida o muy espesa), una pizca de levadura en polvo para que queden esponjosas, un poquito de canela que siempre va bien con la manzana, y si eres goloso como yo a veces, una cucharada de azúcar. Para cocinarlas, un poco de aceite o mantequilla en la sartén.
La mezcla que no te robará tiempo
Empieza batiendo el huevo en un cuenco. Sin más, como si fueras a hacer una tortilla. Añade el yogur y mezcla con un tenedor o unas varillas pequeñas.
Después, incorpora la manzana rallada, la harina, la levadura, la canela y el azúcar si decides usarlo. Remueve con paciencia, aunque poca, porque la idea es ser rápido. Mezcla hasta que no veas grumos grandes y tengas una masa que, no te asustes, será un poco pegajosa y rústica por la manzana. Eso es justo lo que buscamos. Esta parte te tomará un par de minutos, nada del otro mundo.
Directo a la sartén, ¡en un pispás!
Ahora a la sartén. Pon un chorrito de aceite o un poco de mantequilla en una sartén antiadherente a fuego medio. No pongas el fuego muy alto o se quemarán por fuera y quedarán crudas por dentro.
Cuando esté caliente, vierte cucharadas de masa para formar las tortitas. No las hagas muy grandes para que sea fácil darles la vuelta. Cocina cada una durante unos 2-3 minutos por cada lado. Verás que se doran rápido y se cocinan por dentro en un suspiro. Es increíble lo rápido que pasa esta fase.
¿Con qué te las comes? O tal cual
Sírvelas calientes, recién hechas son una maravilla. A mí me gustan tal cual, pero si tienes un poco de miel, sirope de arce o unas frutillas por casa, le dan un toque extra delicioso. Son perfectas solas o acompañadas de un café rápido.
Al final, lo que amo de estas tortitas es su sencillez y rapidez. Se han convertido en un salvavidas para esos días caóticos y un recordatorio de que a veces, los mejores descubrimientos en la cocina nacen de la necesidad y la improvisación. Es genial saber que en apenas 10 minutos puedo tener algo casero y rico.
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