Hay mañanas en las que parece que el mundo conspira para que llegue tarde. Suena el despertador, reviso el móvil y… ¡horror! Me he quedado dormida. Es en esos días caóticos, cuando cada segundo cuenta, que recurro a mi receta salvavidas: unas tortitas de manzana y yogur que se hacen literalmente mientras preparo el café.
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Lo Justo y Necesario (Que Seguro Tienes por Casa)
Lo bueno de esta idea es que no requiere ingredientes raros. Seguro que tienes una manzana dando vueltas por el frutero (cualquiera sirve, aunque mis favoritas son las Golden o Fuji), un huevo solitario en la nevera, y un poco de yogur natural. Yo suelo usar yogur griego porque me encanta la textura cremosa que les da, pero el normal funciona perfectamente.
Para la base, uso harina de avena; me hace sentir que estoy desayunando algo más sano, pero si solo tienes harina de trigo común, adelante, salen riquísimas igual. Imprescindible una cucharadita de polvo de hornear (levadura química) para que no queden planas, y una pizca de canela, que con la manzana es una combinación mágica. ¿Azúcar? A veces pongo una cucharada si la manzana está un poco ácida, pero muchas veces ni la echo.
El «Esfuerzo» Real: Rallar, Mezclar y ¡Listo!
Aquí viene lo mejor: la preparación es un suspiro. Mientras se calienta la sartén, rallo la manzana (sin piel, por favor) directamente en un bol. Es lo que más «tarda», ¡un minuto como mucho!
Encima de la manzana, casco el huevo y añado las tres cucharadas de yogur. Bato un poco con un tenedor, sin ceremonia. Luego, incorporo la harina, la levadura, la canela y el azúcar (si decidí usarlo). Remuevo lo justo hasta que no se vean grumos secos. La masa queda bastante densa, no te esperes algo líquido.
Y ya está. En serio. Desde que empiezo a rallar hasta que tengo la masa lista, no han pasado ni cinco minutos.
Magia en la Sartén: Vuelta y Vuelta
Pongo mi sartén antiadherente a fuego medio con una gotita de aceite o un trocito de mantequilla. Cuando está caliente, con una cuchara sopera voy dejando caer pegotitos de masa, formando las tortitas. No las hagas muy grandes para que se cocinen bien por dentro.
El sonido del chisporroteo y el olor a manzana caliente con canela que empieza a llenar la cocina ya me cambian el humor. En unos 2 o 3 minutos, cuando veo que los bordes están dorados y empiezan a salir burbujitas en la superficie, les doy la vuelta con cuidado. Otros 2 minutos por el otro lado y ¡voilà!
¿Solas o Acompañadas? Ese es el Dilema (Rápido)
Normalmente, me las como tal cual salen de la sartén, calentitas. ¡Son un vicio! Si tengo un minuto extra (un lujo en esas mañanas), a veces les pongo un hilito de miel o de sirope de arce. Los fines de semana, cuando no hay prisas, a veces les añado unas nueces picadas por encima o unos trocitos de fruta fresca.
Ligeras y Rápidas: La Cuenta de Resultados
No me he puesto a calcularlo científicamente, pero son un desayuno bastante completo y no muy pesado. Si usas harina de avena y controlas el azúcar y los acompañamientos, calculo que la ración andará por las 300-350 calorías, más o menos. Y lo mejor, listas en menos de 15 minutos desde que entras en la cocina hasta que te sientas a comer.
Así que ahí lo tienes, mi pequeño truco para empezar el día con algo casero, rico y sin perder un tiempo precioso. A veces, las mejores recetas son las más sencillas y las que nacen de la necesidad.